¿Qué es el outsourcing y en qué casos se utiliza?
Una empresa siempre va a requerir de personas o aliados para poder sobrellevar sus distintas actividades. En este sentido, surge la figura del outsourcing, el cual consiste en una especie de proveedor de servicios que contribuye con la obtención de los objetivos empresariales.
¿En qué consiste el outsourcing?
Si se procede a dividir dicho término en dos partes, se puede apreciar que este alude a la realización de actividades de modo externo. Tomando en cuenta esta acepción, se puede definir como la subcontratación que realiza una empresa de un tercero para el desarrollo de procesos.
Dichas diligencias, trámites o demás servicios que debe realizar el tercero contratado, los realiza en nombre de la empresa principal, pero en favor de otros. De este modo, se trata de una especie de extensión de la corporación contratante, sin que forme parte de la misma.
Pero ¿cómo puede ser eso? Simplemente, se trata de un contrato de servicios que una empresa ofrece a otra. Sin embargo, esta figura no siempre resulta muy idónea de utilizar, veamos en qué casos resulta conveniente.
Situaciones empresariales en las que se puede aplicar el outsourcing
Dicha figura corporativa resulta conveniente en los siguientes casos:
1. Necesidad de tecnología
No todas las empresas cuentan con el capital necesario para poder abrir el departamento de tecnología. Sin dejar de mencionar las adecuaciones que esto requiere en las instalaciones y la contratación de personal especializado.
Siendo esto así, resulta mucho más factible la realización de un contrato con una empresa externa, para que se dedique a la prestación de dichos servicios. Sin que esto implique mayores gastos adicionales.
2. Canalización de servicios de atención al cliente
Un caso muy común es la expansión de una organización, en la cual esta se ve obligada a ofrecer nuevos servicios y promocionar productos. Conduciendo ello en el incremento de clientes y prospectos.
Ciertamente, para manejar dicho volumen, es necesario el poder contar con personal especializado para la atención del cliente. Esto puede obligar a la empresa a reclutar, entrenar y supervisar personal.
Sin embargo, con la implementación de la figura del outsourcing, tales complicaciones administrativas pueden ser obviadas. Resultando mucho más factible la celebración de un contrato con otra empresa que preste dichos servicios.
3. Asunción de nuevos procesos
Siguiendo el mismo orden de ideas planteado con anterioridad, es posible que una empresa necesite asumir nuevos compromisos de producción para satisfacer las demandas.
Sin embargo, ello puede implicar la necesidad de contratar personal especializado para que reclute trabajadores. Además de realizar cotizaciones para la ampliación de estructuras y la adaptación de nuevas tecnologías.
Sin duda, esto implicaría una inversión suntuosa, que a corto plazo no reportaría ganancia. Es aquí en donde el outsourcing es presentado como una tabla salvadora.
La empresa subcontratada cuenta ya con las herramientas y recursos necesarios para poder sobrellevar la nueva línea de producción. La empresa logra un sólido equipo contratante, cumple con los objetivos empresariales y satisface las necesidades que imperan en el mercado.
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